En este cuadro al óleo, he querido capturar la esencia de los bodegones realistas, centrándome en la belleza natural de las frutas y la textura de los objetos que las rodean. La figura central del cuadro es un racimo de uvas negras, cuyos tonos profundos y ricos contrastan vivamente con los dos racimos de uvas verdes que lo escoltan. Acompañando a las uvas, dos melocotones aportan un toque de suavidad y calidez con sus tonalidades anaranjadas y rosadas.
Todo el conjunto descansa sobre un trapo viejo, cuyos pliegues cuidadosamente detallados se recogen en el fondo como si fueran una cortina, añadiendo un elemento de dramatismo y profundidad a la composición. La mesa de madera vieja, casi grisácea, proporciona una base sólida y terrenal, mientras que el fondo oscuro, texturizado con pinceladas de óleo sin materia adicional, crea un contraste que hace resaltar las frutas y el trapo.
En este bodegón, he buscado no solo representar fielmente la apariencia de las uvas y los melocotones, sino también transmitir la sensación de tangibilidad y realismo que caracteriza a los bodegones clásicos. Cada pincelada de óleo está destinada a capturar la luz, la sombra y la textura, invitando al espectador a apreciar la belleza en los detalles más simples y cotidianos.
Pinto desde la sinceridad, la observación y el oficio. Cada obra que ves aquí forma parte de un proceso íntimo y honesto.
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