En «Serenidad en la Luz», he querido plasmar un momento de quietud y contemplación. La figura femenina, envuelta en pliegues de tela que fluyen con naturalidad, parece suspendida en el tiempo. La luz dorada que la baña no solo destaca su forma, sino que crea un diálogo íntimo entre la figura y su entorno.

Detrás de ella, una columna clásica y una antorcha encendida nos transportan a un espacio entre lo antiguo y lo eterno. El mármol frío contrasta con el calor de las llamas, como si la historia y el presente se encontraran en este instante.

En la lejanía, la silueta de un ángel esculpido añade un toque de espiritualidad, invitándonos a mirar más allá de lo visible. El fondo azul intenso, con sus pinceladas cargadas de materia, funciona como un telón que realza la escena principal.

Esta obra es mi homenaje a la belleza serena, a esos momentos fugaces donde todo parece detenerse. Cada elemento – desde los pliegues de la tela hasta la llama titilante – está pensado para evocar emociones sutiles y preguntas sin respuesta.