Crear una obra de arte al óleo que capture la imagen de una mujer galopando a caballo por la playa, justo entre el sol y el observador, con todos los reflejos y contraluces que esto conlleva, fue un desafío emocionante y gratificante para mí como artista.
La inspiración para esta pintura surgió de mi amor por la naturaleza y mi fascinación por la belleza y la libertad de los caballos. Imaginé la escena con la mujer y su caballo corriendo en la playa, sintiendo la brisa marina en sus rostros y el sol radiante creando un juego de luces y sombras sobre la arena y el agua.
Para capturar la esencia de esta escena en mi pintura, comencé observando detenidamente la luz del sol sobre la playa en diferentes momentos del día. Estudié cómo los reflejos y los contraluces interactuaban entre sí, creando una atmósfera mágica y dinámica. Quería transmitir esa sensación de luminosidad y movimiento en mi obra.
Luego, pasé tiempo investigando la anatomía del caballo y la figura humana para asegurarme de representarlos con precisión y realismo. Quería que cada pincelada reflejara la energía y la fuerza del galope, así como la gracia y la determinación de la mujer que montaba el caballo.
A medida que avanzaba en la pintura, me enfoqué en los detalles, como el resplandor dorado del sol en el agua y los reflejos plateados en la piel del caballo. Utilicé una paleta de colores cálidos y vibrantes para resaltar la belleza y la vitalidad de la escena.
El proceso de creación de esta obra fue una experiencia intensamente gratificante. A medida que las pinceladas cobraban vida en el lienzo, sentí una profunda conexión con la naturaleza y una sensación de asombro ante la belleza del mundo que nos rodea. Espero que quienes contemplen esta pintura puedan sentir esa misma emoción y admiración que yo experimenté al crearla.
Pinto desde la sinceridad, la observación y el oficio. Cada obra que ves aquí forma parte de un proceso íntimo y honesto.
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