«Inmersión» es una obra que nace del deseo de capturar un instante de absoluta libertad, vulnerabilidad y comunión con el agua. Pinté esta figura suspendida en movimiento porque me interesa ese momento efímero en el que el cuerpo parece disolverse en su entorno, cuando no hay barreras entre la piel y el mundo.

Desde una vista cenital, represento a una mujer desnuda nadando, envuelta en la transparencia líquida de una piscina. Me enfoqué en cómo la luz se fragmenta y se refleja sobre su cuerpo, cómo el agua lo distorsiona suavemente, y cómo esa fusión genera una sensación de paz y entrega total. No es solo una figura nadando, es un cuerpo en transformación, en suspensión, como si el tiempo se detuviera ahí.

Las ventajas de trabajar con óleo es porque es una gran herramienta que me permite modelar la carne con profundidad, y al mismo tiempo explorar la complejidad del agua: sus remolinos, sus brillos, sus sombras cambiantes. Esta pintura es también una búsqueda de lo sensorial, una invitación a que el espectador casi sienta el frescor del agua, la presión sobre la piel, el silencio que nos envuelve cuando estamos sumergidos.

«Inmersión» es mi homenaje al cuerpo humano, al agua como refugio, y al instante en que ambos se encuentran en armonía total.