Autor :

janto Garrucho

Categoria :

Simbolismo

Dimensiones :

100 x 81 cm

Técnica :

Óleo sobre lienzo

Estilo :

Arte figurativo

Precio :

Nyx

«Nyx» – Una obra que nace del abismo de la luz y la sombra

Cuando empecé a pintar Nyx , quería explorar las contradicciones que habitan en cada ser humano, esa tensión entre lo que mostramos y lo que ocultamos, entre la fragilidad y la fortaleza. La elegí como protagonista: una mujer desnuda, no como un cuerpo expuesto, sino como una declaración de existencia. Su postura frontal es directa, casi desafiante, pero sus manos escondidas tras la espalda delatan una vulnerabilidad que no quiere rendirse ante el pudor. Quería capturar la dualidad de la timidez frente a la naturalidad del ser, ese equilibrio entre la exposición y la protección.

Para lograrlo, usé luces duras que recorren su figura como cuchillas, marcando cada curva y músculo, contrastando con las sombras profundas que envuelven sus alas. Sí, alas oscuras que se abren detrás de ella, casi como una extensión de su espíritu, No son alas abstractas, sino estructuradas con meticulosidad: cada pluma está dibujada con pinceladas finas y precisas pero tan opacas que parecen cargar con un peso ancestral. No son alas de libertad, sino de resistencia, de alguien que ha aprendido a volar a pesar de los vendavales.

En su rostro, busqué la belleza no convencional: líneas suaves, pero endurecidas por una mirada que atraviesa al espectador. Sus ojos penetrantes no piden compasión; interrogan, exigen respuestas. Hay una intensidad en ellos que resulta magnética, una mezcla de melancolía y fuerza que intriga y conmueve. No es una mirada que se ofrezca fácilmente; más bien, parece que la mujer está observando, analizando, quizás incluso juzgando.

Se percibe una gran profundidad emocional en su mirada. Se adivina una historia compleja, llena de experiencias y sentimientos contenidos. Hay una sensación de misterio, de que hay mucho más detrás de esa expresión de lo que se muestra a simple vista.

Es la mirada de quien ha sobrevivido a sus propias batallas, de quien guarda cicatrices en el alma, pero no se doblega. La piel, trabajada con capas de óleo para darle transparencia, parece respirar bajo esa luz implacable, mientras que las alas, hechas con pinceladas gruesas y secas, transmiten una textura áspera, casi mineral.

El fondo, en tonos neutros y difusos, permite que ella domine la escena, pero no como un ícono, sino como una presencia viva. Su desnudo no es erótico, sino existencial: es la desnudez de quien no tiene nada que ocultar, pero tampoco nada que entregar.

Nyx es, para mí, un homenaje a las mujeres que han sido moldeadas por el dolor sin perder su esencia. Es la noche que no teme a sus propias sombras, pero que también alberga la luz necesaria para enfrentar el día. Cuando la terminé, entendí que no solo había pintado a una figura mitológica, sino a cada persona que lleva su historia tatuada en la piel y sigue en pie.

 

Cada pincelada fue un diálogo entre lo oscuro y lo claro, porque, al final, todos somos nuestros propios abismos y nuestras propias estrellas.